El Rojo y sus confusiones

Buenos días amigos del rugby, del deporte y de la vida; si bien esto tendría que ser una nota estrictamente deportiva en la cual debería contar la vuelta al triunfo de Los Espinillos en la cuarta fecha del Provincial de Rugby, venciendo al Club Carpinchos de la antipastera Gualeguaychú por un contundente 58 a 0, pondré sobre el tapete mas allá de lo deportivo algunas cuestiones que turban la razón.-
Como saben la mayoría de Ustedes, nuestro Club surgió allá por el año ’79; en sus principios jugaban en cualquier cancha posible, hasta que surgió el predio tan recordado de Ruta 4 y casi 14, donde el que escribe y tantos otros supimos vivir y sentir esta pasión y amor por este deporte y esta camiseta, donde tanta gente jugó al rugby y al hockey en sus años mozos y no tanto, ahí, donde teníamos ese lugar que nos hacía enorgullecer de ser del “Rojo”.-
Hoy de lo terrenal solo quedan recuerdos y la fantasía de volver algún día; cuestiones de la vida misma, desarreglos, alguna que otra falta de criterio o el “otros lo harán” hicieron que fuésemos de aquí para allá hasta llegar a donde hoy, el Club Regatas Concordia, donde estamos hace unos ocho años y donde gracias al tiempo y al esfuerzo de algunos, tenemos un cancha de rugby y otra de hockey donde practicar nuestro deporte; algunos otros vieron posibilidades en otro club y para allí partieron con broncas, ideas y kilovatios de estructura (y amargura).-
Hoy, nuestro presente, si es que podemos hablar con tiempos de verbos y de pura existencia, flaco, cascoteado y confundido esta..... Hoy nuestro club, tan amado y tan vitoreado, esta no al borde de su desaparición (porque siempre habrá algún que otro devoto incondicional que mantenga encendida la llama del Rojo), pero si abandonado y dejado por algunos de los que vivieron, sufrieron, se alegraron y gritaron por el.-
Ahora yo me pregunto: ¿Que fue de toda esa gente que paso por nuestra Historia?, ¿Adonde fue a parar la banda Roja? ¿Donde están aquellos compañeros que formaron las legiones de Los Espinillos? Aquellos para los cuales el Club fue como un segundo hogar, en el cual se les enseño los valores primeros e inquebrantables del Rugby: el honor, la lealtad, el compañerismo, el no flaquear ante la adversidad. Quiero creer que su alejamiento solo es temporal, que pronto van a volver…pero también me pregunto “¿si no es ahora, cuando?”. A vos te hablo, camarada de la ovalada, que leyendo estas palabras sentís algo en el pecho, que recordando se te pianta un lagrimón: hoy el Club te necesita más que nunca. Creo que es hora de retribuir todo aquello que nos brindó alguna vez. Llegó el tiempo del retorno de los hijos pródigos.
También me dirijo a los que están hoy: despojémonos de todo protagonismo, personalismo, egoísmo y todos los “ismos” que dificultan nuestro crecimiento, comprometámonos, dejemos el facilismo (Papá “Ismo”) del que nos quejamos pero que tanto practicamos. Y por sobre todas las cosas, hagamos. Basta de filosofar, de analizar, de depender, de esperar! Acá hay un solo secreto: el trabajo. No solo el dialéctico sino también el de los actos, el de los hechos concretos.
Espero que estas humildes palabras, dictadas más por el ímpetu que por la razón despierten a aquellos rojos corazones que supieron (y saben aún) latir fuerte y valientemente, al defender nuestra gloriosa camiseta, dentro y fuera de la cancha.
Y como dijo el viejo Julio, “Alea jacta est”, la suerte está echada.
Será recogido el guante? Solo el tiempo lo dirá…